La historia y los personajes que el público ama vuelven a la pantalla grande de forma espectacular en La Bella y la Bestia, de Disney, una adaptación de acción real del clásico animado, con un extraordinario elenco que incluye a Emma Watson, Dan Stevens, Luke Evans, Kevin Kline, Josh Gad, Ewan McGregor, Stanley Tucci, Audra McDonald, Gugu Mbatha-Raw, Hattie Morahan y Nathan Mack, además de Ian McKellen y Emma Thompson.

La cinta dirigida por Bill Condon y basada en la película animada homónima de 1991, llega esta semana a la cartelera de cine luego de meses de gran expectativa por ver el ‘live action’ de una de las historias más queridas de Disney, y por ver a la talentosa actriz británica Emma Watson, darle vida a ‘Bella’, su personaje en la película.

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Un diseño de vestuario ‘eco-friendly’

Diseñar trajes que sean dignos de un mundo de cuento de hadas es un emprendimiento prodigioso, pero la diseñadora de vestuario Jacqueline Durran se lo tomó con calma. Su departamento, compuesto por bordadores, joyeros, pintores y artistas textiles, comenzó a trabajar tres meses antes del inicio de producción pues tenían el desafío de diseñar y crear trajes sustentables a partir de materiales orgánicos. Trabajando en conjunto con Eco Age y Green Carpet Challenge, el departamento empleó tinturas naturales y de bajo impacto e imprimió con bloques de madera tradicionales.

Bella y Bestia en el salón de baile del castillo.

Durran diseñó todo, desde los trajes de campesinos para los aldeanos hasta los elaborados vestidos de baile, que usaron 35 debutantes en el baile del Príncipe. Sin embargo, su mayor obstáculo fue crear el vestido que Bella lleva cuando baila con la Bestia en el salón del castillo.

“El vestido siempre sería amarillo en nuestra película, como homenaje al film animado ─dice Durran─. Lo que intentamos hacer fue volver a interpretarlo y plasmarlo añadiendo textura y haciéndolo lucir como un traje de la vida real”. Finalmente, el vestido se creó a partir de múltiples capas de 54 metros de organza ligera satinada y teñida de amarillo, que fue cortado ampliamente en forma circular y requirió 914 metros de hilo.

En la historia, Garderobe, el guardarropa, toma oro del techo del dormitorio de Bella y lo esparce sobre el vestido. Para esta ocasión, las dos capas superiores del vestido fueron impresas con filigrana de hoja de oro en un patrón que coincide con el piso rococó del salón de baile y se acentuó con 2.160 cristales de Swarovski. Por otra parte, el traje que tomó más de 12.000 horas de confección y del cual se crearon varias copias, no requirió de un corsé; de ese modo, Emma Watson tenía más libertad de movimiento.

Jaqueline tenía la firme convicción de que Bella no era una princesa delicada, sino una heroína activa, por lo cual el vestido azul y el delantal que usa al comienzo de la película se diseñaron con bolsillos donde podía colocar un libro, y podía usarlo con ropa interior cómoda. Los zapatos delicados también se cambiaron por botas para escenas especiales con su caballo, para que luciera como una verdadera jinete.

“Una de las cosas maravillosas de trabajar con Jacqueline es que ella es increíblemente colaborativa”, afirma Watson. “Me sorprendió la cantidad de información que quería de mí…realmente quería entender cómo yo percibía al personaje, por dentro y por fuera. Fue una experiencia especial para mí como actriz, y una gran manera de construir y entender a un personaje a través del proceso”.

Para el traje del príncipe que se usa en la secuencia inicial de la película, Durran creó un abrigo y un chaleco adornados con miles de cristales Swarovski, que luego fueron escaneados por el departamento de efectos visuales y aplicados a la Bestia mediante computadora.

Una encantada configuración del siglo XVIII

La fotografía principal de La Bella y la Bestia tuvo lugar en Shepperton Studios, en las afueras de Londres, y en varios exteriores del Reino Unido, entre mayo y agosto de 2015. Shepperton, en cuyos estudios se realizaron films como Lawrence of Arabia, Oliver!, Gandhi, A Passage to India y A Clockwork Orange, fue la locación ideal para una producción de la amplitud y magnitud de esta película, ya que se necesitaban alrededor de 27 sets funcionales.

La historia está ambientada en un tiempo y lugar específicos ─Francia a mediados del siglo XVIII─, en contraposición a un universo alternativo de cuentos de hadas sin fecha, y mientras que el trabajo de cada departamento fue influenciado, en parte, por el film animado de 1991, los sets, la utilería, el vestuario, los peinados y el maquillaje son fieles a la vida en el siglo XVIII en Francia.

Más de 1.000 miembros del equipo trabajaron día y noche para decorar todos los sets de grabación proporcionando una increíble cantidad de detalles artísticos. “He trabajado antes en películas donde la artesanía era increíble, pero este film ha sido realmente especial porque han tomado algo que es tan conocido y amado, y han podido mantener eso que amamos pero también ampliarlo y darle más detalle, profundidad, más capas.»,dijo al respecto, Emma Watson.

El pueblo ficticio de Villeneuve, la aldea donde Bella y su padre viven, fue construido en un estudio en Shepperton. Para este set la diseñadora de producción, Sarah Greenwood, y su equipo se inspiraron en el pueblo de Conques, en el sur de Francia. En Villeneuve ─que recibió su nombre del autor de la historia original de “La bella y la bestia”, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve─ está la cabaña de Bella, una escuela, una tienda de ropa, una taberna, una iglesia y un parque.

El departamento de arte pasó meses investigando la arquitectura del período y el diseño interior para crear el aspecto del castillo del Príncipe. Al final, fue una combinación de diferentes estilos arquitectónicos, pero la mayor parte fue rococó francés, un estilo predominante en la década de 1740 en Francia, empleado en el diseño de edificios tan notables como el Palacio de Versalles. “El rococó fue un estilo de diseño con motivos bastante extremos”, cuenta Greenwood. “Fue de corta duración porque era muy intenso, excesivo y caro, pero tuvo un gran impacto en el aspecto visual general de nuestra película”.

El salón de baile es otro set enorme. El piso está construido  sobre 1.115 metros cuadrados de mármol falso y su diseño se basó en un patrón del techo de la abadía benedictina en Braunau, Alemania. Por su parte, la biblioteca del castillo se basó en el diseño de una célebre biblioteca de Portugal y es un escenario clave y relevante para un tema importante de la historia: la sed de conocimiento.

El bosque encantado que rodea el castillo de la Bestia fue construido durante 15 semanas e incluye árboles reales, setos, un lago congelado, un conjunto de puertas de hielo y 20.000 témpanos.

Sin duda un trabajo excepcional del equipo de arte y su director Bill Condon, quien inicialmente tuvo miedo del reto al considerar perfecta la película en su historia original, pero que pronto comprendió que era hora de hacer una adaptación de acción real. “Pasaron 25 años y la tecnología ha alcanzado las ideas que fueron presentadas en la película animada”, explica. “Ahora es posible, por primera vez, crear una versión realista de una taza de té que habla, en un plató real, en un formato totalmente realista de acción en vivo”, comenta el director al respecto.

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